un día cualquiera,
un martes de una de las
semanas que tiene el año,
no hubiera imaginado acabarlo así,
y lo hice,
y lo hice,
sin quererlo
sin buscarlo,
pero he ahí, que pasó.
Caminando, como una diosa
terrenal,
por el pavimento
callejero
y cargada de energía y
sustento,
un ángel odioso y
vengativo
me empuja hacia el abismo
del enlosado terrestre,
me eleva sobre el suelo llano y como si una pluma fuese, mi gran cuerpo serrano,
me eleva sobre el suelo llano y como si una pluma fuese, mi gran cuerpo serrano,
viéndome en vuelo alto
y sabiendo como sería el
final,
no perdí la compostura
-ante todo elegancia
hasta el final-,
y enrasando su vuelo la
pluma corporal,
desciende a una velocidad
de vértigo
para acabar posándose en
la superficie adoquinada y fría
de una acera cualquiera,
rozando sus labios
hermosos en el rígido pavimento
y terminar abriéndose
como un libro,
por la mitad,
saliendo de su interior y
a borbotones,
su vida en forma de humor
líquido
y de un color rojo
carmesí.
Me levanto,
faltaría mas,
sin mirar a mi alrededor,
por temor a que haya sido
vista
la caída tonta y torpe
que me di contra el
suelo.
Y apretando mis labios
con fuerza,
como si en ello me fuera
la vida,
recojo del suelo mis
pertenencias
y sigo caminando serena.
Ayer,
un día cualquiera,
un martes de una de las
semanas que tiene el año,
no hubiera imaginado acabarlo
así,
y lo hice,
sin quererlo
sin buscarlo
y como si nada hubiese
pasado,
volví a mi cielo de diosa
para sufrir en soledad,
mi dignidad mermada por la
caída.
Preciosa manera de relatar o poetizar tu caída. Genial! ;)
ResponderEliminarBueno es la mejor manera de envolverlo para que no parezca una torpeza
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